Verán, muchas veces la ignorancia tiene sus ventajas. En algunos países lo llaman “relajación” donde pones música de Enya, cuentas hasta 10 y te olvidas de los problemas de la vida; yo prefiero llamarlo “hacerse el pendejo”, es la misma mierda. En una sociedad con tantos líos y problemas, donde la gente reacciona con violencia antes de conciliar, “hacerse el pendejo” es la respuesta. Señoras y señores, ni Riso, ni Osho, ni todos esos bestsellers de supermercado podrán decirle que “hacerse el pendejo” tiene más ventajas que desventajas.
1. No pensar a la hora de comer.
Claro, que no. Es que uno no tiene porqué pensar. Si llegas a un almorzadero y te dan 3 clásicas opciones (carne, cerdo o pollo) … ¿para qué detenerse en el pensar? Hágase el pendejo, ignore. Dígale a la que lo atiende que le da igual si sopa de cuchuco o fruta, que le traiga lo que a ella le parece más rico y vuelva a ponerse los audífonos para oír a Goyte en el corrientazo. Verá como, señor lector, la mirada de la mesera se transforma en un gazapo, se le desconectan las neuronas y el control primario de responder a una orden, falla. Con su ignorancia ha hecho pensar y reaccionar a alguien. Primera ventaja.
2. Cuando van a los almacenes la cosa cambia.
Desde el primer momento que pisa un almacén, hágase el pendejo, no mire si hacen la fila o si en la caja de “10 productos o menos” está la típica señora encopetada que tiene 17 diferentes ítems para su French Poodle.
— ¿Desea donar sus $47 pesos a Góticas de ….
Respóndale que no. ¿Para qué decirle que si? Es de todos bien sabido que los cajeros se llevan esa plata o algo así dicen en los correos en cadena. Verá como señor comprador le devuelven los $50 que cómodamente le servirán para la buseta nocturna.
3. Siéntase como príncipe.
Entre en el bus, pague y si ve un asiento libre, siéntese. Ya ha logrado la mejor meta del día, conseguir un puesto libre y ahora debe disfrutarlo y defenderlo. ¿Defenderlo? Si, defenderlo a punta de ignorancia. Si llega una persona de tercera edad: póngase los audífonos y mire hacia abajo. ¿Embarazadas con niños? Hágase el dormido ¿Vendedores ambulantes? No señor, no me interesa sus chocolatinas. Verá que su puesto seguirá siendo suyo y que ningún otro podrá arrebatárselo: suficiente esfuerzo tendrá al final de la ruta en amoldarse a los cuerpos de los presentes para poder huir.
4. Disfrute a plenitud la amistad.
La mejor parte de ignorar es no creer en chismes. ¿A mí que pinches me importa que mi pareja se esté acostando con la prima de la amiga de la señorita que ganó el tercer puesto en el ICFES del colegio? Si te dice ese tipo de chismes, déjalo ir; no merece ser tu amigo. Un verdadero amigo es quien te muestra pruebas y evidencias, quien te tapa todos tus errores cometidos en el Virrey, quien te acompaña en la casa por cárcel y te asegura que la vida fuera de Andrés Carne de Res es una vida demasiado barata para vivirla. El mejor amigo es el que se ignora, ¿para qué prestarle atención si no es tu psiquiatra?
5. En el sexo se desinhiben con facilidad.
Ignorar en el sexo es la forma más fácil de convertirse en perra: nadie va a querer repetir contigo y te pasarás toda la vida buscando alguien nuevo a quién comerte. Apaga la luz, finge orgasmos en el caso de las mujeres o ten a la mano una jeringa con yogurt en el caso de los hombres. Duérmete después de la tirada, exclama “me voy a venir, pídeme un taxi” ... al fin y al cabo todos en nuestra vida hemos sido necrofílicos (aunque la mañana siguiente respiren). Entonces, ¿para qué esforzarse en el sexo?
6. La playa (de rio) o plan de piscina.
Entramos en el ítem de las vacaciones. Haga que le valga mierda todo cuando sale de la ciudad en pleno sábado con todo el paquete listo. ¿para qué hacer una lista de cosas por llevar? Señoras y señores, con que lleven esto al rio más cercano tienen suficiente:
Camiseta regalada de concejal.
Bronceador Tanga.
Pelota de letras (las de verdad, no el DVD del cuentero comeñoña).
Una olla con papa salada.
CD de grandes éxitos de El General.
Chanclas de caucho con flores.
Un neumático de volqueta para los rápidos del rio.
Condones Profamilia.
Leña.
Pimienta y sal al gusto.
Es todo. No necesita más y todo eso puede conseguirlo fácilmente en la carretera, ¿para qué llevar pareo a Cartagena? ¿para qué ir a Cartagena? Puede pasarla bien con un sixpack (en la mano, no en el abdomen) y música de Silvestre Dangond desde el estéreo engallado de su pichirilo y ver la vida pasar desde una hamaca con un buen sancocho y Nuvo. Llegue el martes a la oficina y si el jefe le pregunta porqué a esa hora llega, respóndale que nadie se murió durante su ausencia.
7. No vivir pendientes de tratamientos, belleza, modelos y revistas.
No, aceptémoslo: no tendremos esos cuerpos o esas pieles fácilmente. En este mundo hay mercado para todo, alguien se lo va a comer o usted se va comer a alguien esté como esté. Lo que ofrezca es lo que obtiene, mientras lo importante es que lo haga bien (si no se conforma con este punto, reevalué el #5). Olvídese de la Tru Ceramic Pro, de vestirse bonito o de depilarse las bolas. Vivimos en épocas de crisis y de nuevo “el hombre entre más oso es más hermoso” es tendencia en los bares y billares de su ciudad. Rebélese, mande todo a la mierda con desodorantes y lociones que Francia lo viene haciendo desde hace siglos y tienen mejor IDH que nosotros.Como verán, no hay mejor forma de pasar la vida que ignorándola.
Si Televisa le dice que Peña Nieto es el mejor candidato pues, tache con una X su cara, al final eso es lo que él quiere. No le preste atención a las noticias, no sepa de qué se trata la reforma a la Justica si para micos hay una selva de orangutanes en la calle llamada buseteros y taxistas. No se ponga a investigar qué es el Bosón de Higgs si las respuestas a todos los problemas se resuelven con un vientico de la virgen de Guadalupe y una rosa.
No se preocupe en examinar los problemas de su familia si es más cómodo examinar los problemas de 18 Azcárates compartiendo una casa estudio y si le molesta que tenga sobrepeso, vuélvase modelo o comediante: las modelos pesan 1.5 kg menos que los demás por la falta de cerebro.