¿La limitación para viajar son las excusas? No, la limitación son los privilegios.

En el marco de su nuevo libro, Christian Byfield dio una entrevista donde afirmaba que dejó todo atrás para viajar por el mundo y lo que más le costó dejar fue una idea de éxito. Me siento identificado, porque yo también quería ser alguien, pero no sabía quién era. Luego dice que para viajar por el mundo no se necesitaba de mucha plata y que el obstáculo son “las excusas”.

Y no. Tal afirmación me causa profundo rechazo. Les diré por qué.

Soy un nómada. Viajo por el mundo. He estado (no he conocido) en 57 países. Jamás he desconocido el enorme poder del trabajo. Estoy hilando en terrenos difíciles, porque, aunque muchas personas me ven como un viajero, también soy un trabajador y creo que ambos van de la mano. No soy de los que comparto esta idea de renunciar y viajar porque viví en carne propia las “mieles” del desempleo y ser una cifra del DANE. Se que conseguir trabajo en Colombia es lo suficientemente difícil como para una vez tenerlo, dejarlo tirado así como así. Que a unos pocos les haya funcionado, no significa que a la inmensa mayoría les va a funcionar.

¿Y saben porqué? Porque viajar por el mundo va ligado profundamente con los privilegios de cada quien y eso va desde el sexo, el dinero, la religión, la nacionalidad, la posición socioeconómica y/o la raza. Un privilegio es una ventaja concedida por un superior, una circunstancia propia y es reafirmada por la sociedad. Y sí, todos tenemos uno que otro privilegio. Un networking completamente válido.

No estoy diciendo que tener privilegios es necesariamente malo. ¿Tiene alguien la culpa de nacer en una familia con plata? No. ¿Tiene alguien, por ejemplo, la culpa de ser blanquito, rubio, de ojos azules?

No.

Ahora bien, ¿puede esa persona decir que pedir aventón en una carretera es lo mejor, y que si no lo haces es porque tienes muchas excusas? Eh, piénsalo dos veces. ¿Y sabes por qué? Porque eres blanquito, rubio y de ojos azules y por eso hacer dedo para ti es fácil. A un afro, a una mujer, o un musulmán se le es muchísimo más difícil que pare alguien en una carretera. Y de hacerlo, se lo piensa dos veces. Entonces no es cuestión de excusas.

Por ejemplo, no es cuestión de excusas el hecho que un argelino no pueda viajar libremente sino a un puñado de países. No es cuestión de excusas que un colombiano en tenga un menor poder adquisitivo que hace un par de años. No es cuestión de excusas que mochilear por el mundo siendo mujer sea más difícil que un hombre. Y así.

Eso se llama estar consiente de los privilegios. Muchos, muchísimos viajeros (o de otros sectores) no son conscientes de ello. Decir que el “la limitación no es la plata sino las excusas“, suena igual a "el pobre es pobre porque quiere".  Suena como cuando Homero le pedía a los refugiados sonreír en las fotos.

Lo siento papi, pero lo siento.

Para viajar un año por el mundo de esa forma sí se necesita plata y saliendo de un país como Colombia, bastante. La sola afirmación que no se necesita "mucha plata" de una forma abstracta y subjetiva (perdón pero ¿cuánta plata es mucha plata?), denota una desconexión de la realidad del país y por qué no, con la audiencia. Te lo voy a poner en un ejemplo muy sencillo: a un alemán le resulta muchísimo más fácil decir que para viajar no se necesita mucha plata, que a un paraguayo. La moneda colombiana no tiene mucho poder adquisitivo afuera, es cada vez más devaluada y lamentablemente, la realidad es que el 99% de los colombianos no tienen 40.000 USD para viajar un año por el mundo o no están trabajando en una bolsa de valores.

Detrás de nuestras pantallas existen personas que quisieran viajar por el mundo. Es más, viajar ahora es una abstracta necesidad mediática: si no viajas, no te estás realizando en la vida. Hay un extraño juego de frustraciones entre el comunicador y la audiencia: una satanización hacia el trabajo, una frustración creada y la receta perfecta para un discurso inspiracional extremadamente fácil (y en mi opinión, cliché).

¿Estamos dirigiendo un mensaje desconectado con la realidad? ¿Estamos inspirando en base a las frustraciones de los demás? La pregunta está abierta.

No cuesta nada asimilar nuestras ventajas. Pareciera que viviéramos en una nueva normalidad, donde aparentar no ser privilegiado es una virtud. Capaz cuando empecemos a ver más comunicadores conscientes de sus privilegios, el mensaje será muchísimo más honesto.

Porque la verdad, la limitación no son las excusas. La limitación son los privilegios.

Y como lo dije antes: lo siento papi, pero lo siento.