Hace miles de años, un arquitecto tuvo un encargo por parte de un faraón: hacer una tumba para pasar a la eternidad, pero que nadie supiera dónde está. ¿Cómo lograrlo en la tierra de las pirámides? Sí, El Valle de los Reyes.
Bienvenidos a Luxor, esa vibrante ciudad al costado este del Rio Nilo, la columna vertebral de la que surgió una de las grandes civilizaciones de la historia, la egipcia. Aquí, en la que antes era llamada Tebas, existe un misterioso valle donde lo aparente se hace invisible.
El Valle de los Reyes, un árido rincón al oeste, donde se encuentran las tumbas de la mayoría de faraones del Imperio Nuevo (dinastías XVIII, XIX y XX) u actualmente, uno de los destinos turísticos por excelencia de este país.
Es el mapa de la exploración.
¿Ahora, por qué hablo tanto del lado en el cual se encuentra la ciudad y el Valle de los Reyes? Los egipcios no dejaban ningún cabo suelto. La ciudad está al este, donde el Sol nace. Eso quiere decir, la vida. Donde aparece la luz. Donde Ra nace a bendecir a sus hijos. Al oeste, al otro lado del río, es donde el Sol muere. Es donde están las tumbas y los cementerios, donde reinan los muertos y donde Ra se despide cada día.
Hace miles de años hubo alguien que cruzaba el Nilo porque un faraón le hizo un encargo: buscar un lugar donde ser enterrado. Se llamaba Ineni, y era el Alcalde de Tebas y arquitecto real.
Tutmosis I, el faraón, tenía un gran miedo: ¿podré morir en paz para toda la eternidad? Y es que, los faraones egipcios en su magnificencia, estaban acostumbrados a ser enterrados en enormes monumentos funerarios: las pirámides. Pero claro, las pirámides tienen un pequeñísimo problema:
TODOS LAS VEN.
Eso es un faro para ladrones y saqueadores de tumbas. Porque claro, el faraón era enterrado con cientos de tesoros, gatos, neveras, bonos y tarjetas de crédito. Ahora es un faro de arqueólogos y turistas porque Ineni no solo logró hacer bien su trabajo. De hecho, lo logró muy, muy bien.
O muy mal.
Para llegar al Valle de los Reyes solo se puede en carro, desde la Revolución del 2011 se prohibe el acceso a pie. Y como es natural, toca pagar un precio de taquilla. Aquí es donde viene una de las primeras cosas que como turista se hace extraño.
Resulta que aunque hay once tumbas abiertas al público, solamente pueden visitarse tres. Otras tres tumbas, tienen precios separados.
No solo eso, tomar fotos también tiene otro precio. Un sistema de cobro burocrático y complejo que para rematar, tiene un cobro adicional por un trencillo que te lleva ... 30 metros. Pero no lo ves porque es una curva en las montañas y piensas que es lejísimos.
Obviamente no me monté en el tren porque había visto el mapa con antelación. Entonces, si solamente tenemos tres opciones de once, todo se pone más interesante: Damas y caballos, bienvenidos a la RULETA DEL VALLE DE LOS REYES.
Tres de once, ¿Qué puede malir sal?.
La primera tumba es Mereneptah. Era un anciano y ascendió al trono después del largo gobierno de su padre. Gobernó solo unos diez años, pero eso no le impidió tener una tumba para pasar a la historia. Como lo sospechan, las tumbas están bajo la tierra, una serie de cámaras que bajan y bajan, hasta llegar al sarcófago donde reposa el faraón. ¿Donde hemos visto eso? (Pregunta para todos ellos que veían History Channel luego de jalárnoslas con The Film Zone) Sí, en las grandes y antiguas pirámides.
Digo antiguas porque parceritos, entre el Valle de Los Reyes y la Pirámide de Kefrén no más hay 1.100 años de distancia. Una de las cosas más hermosas de la tumba de Merenptah es que en su entrada, la pintura todavía muestra rastros de pigmentos finos, azul-verde brillante, amarillo y rojo.
Y no solo eso, en su cámara funeraria hay escenas del Libro de las Cavernas y del Libro de la Tierra, de las cosas que se pudieron salvar de las inundaciones. El sarcófago. Primero, un gran y voluminoso sarcófago exterior que los egiptólogos han dado pistas de como pudo ser su configuración original.
Dentro, la pesada tapa de granito con la talla del faraón sobre ella. El perfil de un faraón que quiere pasar a la eternidad. Era tan gigante este sarcófago, que para meterlo en esta tumba tocó demoler parte de lo construido y excavado ya que era imposible que encajara dentro.
1/3 NOS FALTAN DOS TUMBAS MAS, QUÉ NERVIOS.
Con mis dos compañeros de viaje decidimos arriesgarnos en el mapa y apostar por la tumba de algún Ramsés.
Damas y caballeros, tumba número dos de este especial de la ruleta de la suerte: Ramsés IX.
La tumba KV6 o la de Ramsés IX es una tumba particular. Su entrada está es una de las áreas mejor decoradas de la misma. Esto es porque el faraón se murió antes de que la terminaran. ¿Qué esperan? La expectativa de vida en el Antiguo Egipto eran de dos gripas y media.
En total mide 105 metros de profundidad y ha estado abierto desde la antigüedad, como se puede ver en los grafitis dejados en sus paredes por los visitantes romanos y coptos. A pesar de ser una tumba abierta desde siglos atrás, su decoración interior es envidiable. El techo está abovedado y está decorado con imágenes del Libro de las Cavernas, del Libro de la Tierra y del Libro de los Cielo y Ramses siendo custodiado por los dioses en la barca solar.
Tengamos en cuenta que esta tumba estuvo expuesta a ermitaños, visitantes, turistas y aún así, sus pinturas aún sobreviven. Pero momento, ¿como es que Ineni pensó en el Valle de Los Reyes para solamente un faraón y de repente hay un montón de tumbas aquí?
Bueno, es que el man tuvo éxito con la idea. Para empezar, el emplazamiento no pudo ser más envidable. Situó el Valle en línea recta con Karnak. Esto fue de agrado completo a Tutmosis I, ya que Karnak era un templo que en sí mismo era secreto. Era la maqueta del universo y sus estancias más profundas eran de acceso privado al faraón.
¿Qué mejor lugar para morir que uno así, al otro lado del río? Pero existe otra razón de su éxito y a su vez, fue su fracaso.
PERO DEJEMOS DE VAINAS Y VAMOS A ELEGIR LA TERCERA TUMBA.
Bienvenidos a KV2 o Ramsés IV. Una tumba que apesar de estar abierta desde hace siglos, está casi intacta,
Verán, es de las clásicas de todo viajero desde hace siglos, repleta de 656 grafitis individuales dejados por visitantes griegos antiguos y romanos. Es más, hasta ermitaños coptos (católicos egipcios) vivieron décadas en sus paredes.
La tumba está casi intacta y está decorada con escenas de la Letanía de Ra, el Libro de las Cavernas, el Libro de los Muertos, el Libro de Amduat y el Libro de los Cielos. ¿Libro de los Muertos? ¿Para una tumba?
Pero aunque pareciera repetitivo, esta fue la primera tumba en incluir a los Libros de las Cavernas y de los Cielos. La tumba es predominantemente amarilla, y los bajo-relieves han sido visitados por egiptólogos desde décadas para estudiar sus jeroglíficos.
Eso no es nada: el techo. Si era la primera vez, que fuera por todo lo alto.
La cantidad de detalles, de color, hacen que sea su motivo de supervivencia tantos milenios. ¿Cómo tantos vivieron dentro de sus cámaras y no destruyeron lo que iba en contravía de sus creencias? Toda una maravilla para ser la última de las tres tumbas. Siendo esta la última que nuestro boleto nos dejaba visitar, era momento de salir del Valle de los Reyes. Aunque claro, hay un as bajo la manga.
Zine (si han leído otros hilos sabrán quién es) es de Algeria, y evidentemente sabe árabe. "Zine", -le dije- "¿y si le dices a un vigilante que nos deje explorar una cuarta tumba?" 😏
OK VAMOS A ELEGIR UNA DEL MAPA Y VAMO A PREGUNTA.
Bienvenidos a la tumba KV11, Ramsés III. Una tumba que se tuvo que parar durante un rato porque durante su construcción, tumbaron una pared de la KV10. Ya saben, eran un montón de topos. Esto iba a pasar tarde o temprano. La tumba fue comenzada por Sethnajt, pero como la iban cagando, a la tumba les tocó desviarla (como ven en la foto tres) para tratar de terminarla antes que el faraón se les muriera de, no sé, una uña encarnada.
Adivinaron, más y más decoración con el Libro de los Muertos. Esta fue una de las tumbas más dibujadas en el siglo XVIII, y sus jeroglíficos fueron reproducidos por todo el mundo, siendo muy famosos en Occidente. La tumba ya estaba semi-abierta siglos atrás.
Al final, Setnakhte fue enterrado en KV14 y Ramsés III fue enterrado aquí, muy a pesar de su extraña disposición laberíntica.
Pero entonces, ¿si el plan de Ineni era crear un lugar de entierro secreto, por qué tantas tumbas fueron excavadas o abiertas en la antigüedad? Es que Ineni tuvo una idea que le fascinó al faraón y a los cinco faraones para los cuales trabajó (les digo que se morían de uñas encarnadas).
¿Notaron algo raro en la foto del trencito estafador?
A ver, pregunto.
Así es: Ineni eligió enterrar a Tutmosis I aquí porque el valle está dominado por la colina con forma de pirámide que los egipcios llamaban Dehenet-Imenet. Una pirámide y lo que es mejor, natural. Ahí está y no está.
Dentro vive Meretseger, la diosa "que ama el silencio" (seguramente es boomer) y es la protectora de la necrópolis. La idea de estar aquí, fue suficiente para que decenas de reyes siguieran los pasos. Pero muchos son demasiado y los saqueadores de tumbas hicieron de las suyas. Muchas fueron saqueadas, otras fueron escondites para coptos, romanos y hasta tropas invasoras. Pareciera que todo había sido descubierto.
Pero un 4 de noviembre de 1922, el arqueólogo Howard Carter se encuentra un sello sin abrir debajo de restos de viviendas. Al abrirlo, no da crédito: ha encontrado intacta la Tumba de Tutankamón, siendo este el hallazgo arqueológico más famoso del siglo XX.
Así que entre lo aparentemente explorado, aún quedan secretos que encontrar. Faltan las tumbas de Ahmose I, Amenhotep I, Semenejkara entre otros más, perdidas entre las arenas del desierto.
Lo cual no nos hace dejar de pensar en que a pesar de todos los percances, la idea de Ineni de esconder a los faraones entre lo evidente y lo oculto al final tuvo éxito al otro lado del río.