Diez ejercicios para entrenarse para un viaje.
Muchos me han preguntado en comentarios de YouTube, Facebook y demás redes sociales el "cómo le hago" para viajar sin tener miedo. Bueno, en tal caso luego de varios años viajando, creo que es posible entrenarse desde casa ante los retos que representa salir de viaje. Si es novato, es una colección breve de diez cositas que puede hacer desde su ciudad para ir adaptándose a una travesía sin necesidad de sufrir tanto.
1. No le tenga miedo a los elementos
Muchas veces cuando se viaja toca enfrentarse a la inclemencia de los elementos, como la lluvia, el viento fuerte, el sol, la nieve. Así que no se esconda si de repente la ciudad le ofrece la oportunidad de adentrarse en alguno de ellos. No le tema a mojarse en la lluvia, a caminar con mucho viento; cuando esté en una montaña no hay dónde esconderse.
2. El dardo en el mapa
Abra un mapa de la ciudad donde vive, o bueno, abra Google Maps. ¿Se ha preguntado qué es ese pedazo de verde en tal lado? ¿O qué ese lago ahí? ¿O a dónde lleva ese camino? Bueno, apúntelo y vaya sólo o con compañía.
3. El bar de lo desconocido.
Si tiene una noche libre, puede que la pase comiendo chatarra en el sillón lo cual, para efectos de compañía, no está mal (es más, invite). Sin embargo, póngase el reto de socializar y romper el hielo en un escenario desconocido. Busque un bar de hotel o un pub de esos que oye hablar pero no ha ido y propóngase hablarle a alguien. Este consejo parece de libro de autoayuda, pero cuando se viaja, no hay nada como conocer a un local.
4. Pinte un bosque y piérdase.
Simple: salga de su casa y camine, corra, ande en bicicleta, en carro sin ningún tipo de mapa o ayuda de dispositivo. El reto es acordarse cómo volver a casa.
5. Presupuesto.
Límite una semana a un presupuesto exacto, que incluso usted lo vea límite: no puede ponerle ni un quinto más a esa plata. Entonces esa semana empezará a priorizar en qué gastar el dinero, cómo distribuirlo o en qué puede economizar.
6. El reto del mercado
Un día en el que deba cocinar, hágalo con ingredientes que nunca había comprado, o al menos, que normalmente no compra. No sé, una berenjena o algún tipo de corte de res que no sepa. Una vez sobre la mesa, busque en internet o en libros qué puede cocinar con ellos.
7. Ojos de turista.
Se necesita un ejercicio de introspección para este ejercicio, de “desaprendizaje”. ¿Alguna vez ha visto por la ventana con otros ojos, como si no conociera lo que está viendo? Haga eso con la ciudad. Fíjese en detalles de la calle que no ha visto: cuente cuántos graffiti hay en las paredes en el recorrido a su trabajo. Vea cuántos semáforos pasan mientras espera el bus. Fíjese en el vendedor ambulante de la esquina cada día. Así re-descubre el entorno.
8. El día del silencio.
Intente por un día hablar lo menos posible con los demás. Casi, que reduzca el uso de palabras a lo mucho, a números y respuestas de negación y afirmación. Muchas veces afuera toca enfrentarse a un idioma incomprensible, donde las palabras no son suficientes. Espero que termine el día sin ser llevado a un psiquiatra en contra de su voluntad.
9. Duerma en otro lugar de su casa.
No siempre se duerme cómodo en una cama cuando se viaja. Elija cualquier día de la semana y decida irse a dormir al sofá de su casa o mejor aún, acampar en el piso de la sala con tienda de campaña y todo.
10. Descubra otros sabores.
Durante la hora del almuerzo tómese el tiempo de ir hacia un sitio donde nunca había comido; que le había llamado la atención previamente. Este es uno de los pocos momentos del día en el que puede ser totalmente dueño del momento y donde puede desconectarse de la rutina.